jueves, 24 de julio de 2008

MITOS Y REALIDADES DE LAS MARIPOSAS NEGRAS




¿Mitos o realidades ?
Hay una gran cantidad de mitos y leyendas acerca de las polillas. Ya en el antiguo Egipto existían, lo que queda probado por su presencia en los códices y pinturas de esa época. Muchos mitos han cambiado y otros más se han ido creando a lo largo del tiempo; conozcámoslos un poco mejor.
El mito más común y conocido es aquel que señala que encontrar una mariposa negra descansando en el umbral de una puerta, en una ventana o bajo los tejados y aleros es señal de mala suerte o de muerte. Este mito es de fácil explicación, pues los colores oscuros de las polillas, en la cultura occidental, han sido asociados con la muerte y la pena.
Las polillas se alojan en ciertas partes de nuestras casas ya que, al ser de hábitos nocturnos, durante el día buscan refugio para resguardarse de la luz. Simplemente están descansando, de paso hacia su recorrido de cada noche. En algunas ocasiones, a pesar de lo que cabría esperar, llegan en entrar a las habitaciones porque son atraídas por la luz artificial; pero esto les causa una grave desorietación y confusión que seguramente asusta más a las mismas polillas que a las personas.
Otro mito muy conocido sobre las polillas señala que el ’polvo’ que sueltan sus alas causa ceguera. Nada más falso. Ese polvo está formado por las escamas que cubren sus alas. estas son muy pequeñas y al liberarse en gran cantidad forman un polvo muy fino. De estas escamas proviene el nombre de la familia de las mariposas: los lepidópteros. Esta palabra proviene del griego, lepidos, ‘escama’, y ptera, ‘ala’, que quiere decir, literalmente, ‘alas escamadas’ o ‘alas con escamas’ (figuras 2, 3 y 4). Estas estructuras no son más que pequeñas extensiones o crecimientos del exoesqueleto de los lepidópteros y su componente principal es la quitina, una proteína.

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